En este segundo paseo descubrimos los sonidos del Barrio de Delicias de Zaragoza.
Con una población de 110.000 habitantes representa el 16% de la ciudad y más del 8% de todo Aragón. El barrio es un complejo sistema formado por distintas piezas más o menos parecidas que consiguen funcionar y relacionarse entre sí. Una densidad extremadamente elevada (un 50% más que la de Bombay, por ejemplo) y la mayor tasa de multiculturalidad de la ciudad.

Iniciamos el paseo desde la parte exterior de Etopia, en el día en el que se celebraba la Exposición LEGO 2023 con voces de padres e hijos accediendo al recinto.

Tras descubrir los sonidos de la estación de Delicias (trenes de diferentes tipologías, viajeros, megafonías…) transitamos por la calle Rioja y escuchamos el Parque Palomar y la contaminación sonora que sufre por estar rodeado de viales con mucho volumen de vehículos a motor.
Posteriormente recorrimos la arteria principal del barrio, la Avenida de Madrid, escuchando sus voces en decenas de idiomas diferentes entrando en el Mercado Delicias, sin duda uno de los más bulliciosos de la ciudad.
Tras escuchar la peatonal calle Delicias y sus corrillos de vecinos y vecinas de diferentes nacionalidades, nos acercamos hasta la Plaza Roma y pudimos comparar los bulliciosos espacios sonoros de calles como Duquesa Villahermosa frente a la tranquilidad de la Ciudad Jardín.
Redescubrimos los sonidos de la entrada a un teatro (el de Las Esquinas) y paseamos por las fuentes y paseos del Parque Delicias, para terminar recorriendo la Calle Andrés Vicente con sus tiendas de frutas regentadas por pakistaníes, bares con población local y mujeres árabes que paseaban en grupo con sus hijos.

Concluimos este segundo paseo en el Parque de la Sedetania, otro oasis de agua y espacios verdes junto a Via Hispanidad.

El estudio del paisaje sonoro permite la reflexión estética referida al entorno sonoro de un momento concreto, donde los sonidos urbanos definen la sonoridad de la ciudad y expresan la temporalidad, la evanescencia, el desplazamiento de los límites y la evocación de los efectos sonoros. Se reconocen símbolos, signos e íconos sonoros que van en consonancia con los elementos físicos de la estructura urbana, y la califican. La escucha como proceso incluye la inmersión del investigador en el registro y la valoración del ambiente sonoro por parte del usuario de la calle a través de la identificación de las distintas fuentes sonoras.